Como digo, se ha hablado de futuro. En un mundo tal como se nos presenta hoy en día, la coyuntura económica no augura grandes piruetas ni artificios. Así pues, las perspectivas se podrían prever agoreras. Los recortes hacen que haya menos dinero en becas, menos dinero en proyectos para un grupo cada vez mayor de investigadores.
Empezar siempre es duro. Es el caso de las nanocomunicaciones, un tema que nuevo (nuevísimo más bien), que casi no tiene cimientos y que hay que crearlo casi todo. De aquí que en una universidad de prestigio, un grupo de gente que se está iniciando en el tema no tenga presupuesto en sí para hacer nada. De hecho, y no lo contéis a nadie, muchas veces en estos casos se invierte dinero destinado a otras áreas en una especie de préstamo a fondo perdido.
Por otro lado, lo bueno de las nanocomunicaciones es también precisamente que es un tema nuevo. Está todo por hacer, y la gente se lo suele tomar como un reto aunque no tengas muchas cornisas en las que apoyarte: puedes esforzarte mucho y acabar sin nada. O puedes esforzarte mucho con perspectivas a un tema que tiene un futuro impresionante (como están haciendo muchos a mi alrededor). Mi advisor decía hoy con razón, y siendo aún treintañero: muchos tenemos tema para llegar a la jubilación.
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Todo por ver, todo por hacer |
Aquí en el grupo N3Cat se estudian las nanocomunicaciones desde dos vertientes distintas. Se cree que las nanomáquinas se pueden comunicar de dos maneras diferentes según la aplicación en la que se enmarque, el alcance, y otros aspectos.