Crónica de un congreso anunciado

Cómo pasa el tiempo. Hace ya tres semanas que tuve una de esas experiencias de iniciación en algo que, si todo sale bien, debería hacerse habitual en los próximos años. Y si de verdad todo sale bien, algo que debería incluso llegar a aborrecer.



Todo empezó hace un par de meses. Recibí una llamada de mi advisor el cual me advertía que lo que me iba a proponer podía ser visto como un marrón, pero que para ellos era un premio. Puede que fuera verdad o una manera de vendérmelo, pero lo cierto es que tuve que ir a buscar y llevar al aeropuerto a uno de los jefes hace un tiempo, como favor.

Sea como fuere, me comunicaba que tenía la posibilidad de irme a Bilbao una semana para asistir al congreso Graphene. Había que estar presente para explicar un poster y hacer un poco de networking, y los que debían ir en un principio tenían otro compromiso más importante, y más lejos. En todo caso, podía pensármelo, que aún quedaba tiempo. Aunque el día siguiente ya me había decidido a que sí.

El congreso Graphene2011 quedaba encuadrado en una conjunción de seis congresos, todos con sus ponencias y zona de posters. Entremezclado, una zona de expositores comerciales daba lugar a empresas punteras en el sector que presentaban sus avances más recientes.

La toma de contacto fue un lunes por la mañana. Tras la presentación y el politiqueo pertinente hubo las ponencias transversales más representativas, para los asistentes a todos los congresos. Pedro Echenique, físico reconocido, dio una charla bastante complicada pero amena y entretenida sobre el grafeno de una manera lo bastante propia de la física como para que no me enterara de mucho. Luego se dio paso al ponente más esperado, el premio nobel de la física por sus estudios sobre el grafeno, Kostya Novoselov. La sala se llenó en cuestión de minutos, para al finalizar la charla vaciarse casi por completo. La tercera sesión plenaria correspondía a un político que hablaba del sistema de becas y subvenciones europeo para proyectos de investigación. Un exitazo.

 

El rato libre hasta la hora de los posters me la pasé observando los alrededores y trasteando con los artículos con que la organización nos había obsequiado: un paraguas, los proceedings del congreso, un par de bloc de notas y algunos bolígrafos, un imán de nevera con la tabla periódica de los elementos, y una alfombrilla de ratón/calendario, amén de cientos de panfletos publicitarios de los expositores, todo ello en una bandolera funcional pero fea. El centro de exposiciones de Bilbao es una inmensidad y estaba todo muy bien organizado y espaciado. La organización te deleitaba con refrescos o café a todas horas y pequeños refrigerios a horas concretas.

Al haber terminado con estos temas, tuve que ir a colocar el poster. Tuvo su gracia, porque me pasé una semana preparando un poster con el formato que venimos usando en el departamento últimamente, con bloques o diapositivas en formato apaisado. Mientras que las exigencias del congreso eran que fuera formato retrato (mea culpa). Así que debía intentar colocar mi poster en un biombo en que los espacios estaban claramente delimitados y no precisamente para objetos apaisados. Tras algún malentendido y la llegada de mi "vecino" de poster, conseguimos llegar a un compromiso que me permitiría tenerlo colgado.

La sesión de posters era por la tarde, de aproximadamente una hora y media. Durante ese período de tiempo los asistentes, mientras toman café y pastas, pasan por la zona de posters y se interesan por los trabajos ahí presentados y preguntan sus dudas, y entablan contacto con la gente que trabaja en sus mismas áreas. Personalmente, a mí no me vinieron a preguntar demasiado, ya que la conferencia era muy orientado a físicos y nuestro trabajo de nanoantenas y redes de nanosensores era algo que se les escapaba en la mayoría de ocasiones. Eso no fue impedimento para que una docena de personas se interesara o incluso intercambiara tarjetas con algún docente. Ni tampoco fue impedimento para que la zona fuera transitada; tenía la lista de localización de posters justo al lado y la gente no paraba de venir y quedarse mirando la lista. Un engorro.

Al finalizar la jornada, ese día se organizó una especia de pica-pica de bienvenida. Sirvieron un montón de montaditos sorprendentemente buenos, aparte de vino y otras bebidas espirituosas. Curiosamente fue cuando se me acercó más gente a preguntar por nuestro trabajo... lo que hace el alcohol. Entre el gentío y la confusión pude localizar al premio nobel que había dado la charla por la mañana y me hice una foto con él. Me alegro de haberlo hecho, aunque por su reacción tan animada (y perdonad por el tono), ya le podría partir un rayo. Empezaba a oscurecer así que era hora de volver al hotel. Por suerte, fui a Bilbao en buena compañía, y nos esperaba la noche bilbaína de pintxos y zuritos.

El resto de días de la conferencia transcurrieron con más tranquilidad. La otra sesión de posters era el miércoles, y la rutina fue similar, excepto que echamos de menos los montaditos y el vino. Las ponencias se fueron sucediendo, aunque tengo que admitir que poco provecho pude sacar de ellos, al ser la mayoría orientado a físicos puros y duros. De todas formas, a la vuelta en Barcelona pude reportar cierta información interesante y algún contacto que, quién sabe, puede fructificar en un futuro.

Si bien la conferencia terminó el jueves de la segunda semana de Abril, en mi mente el ciclo no se habrá cerrado hasta que la universidad no me retorne el dinero con el cual he financiado el viaje. Siento ser así de catalán, pero es que no se trata de calderilla.



Si no cobro intereses, al menos que la próxima vez me envíen un poquito más lejos.
Sergi